Mi comentario en este post, tiene que ver con la aplicación de nuevos enfoques de costos empresariales, desde una perspectiva estratégica, que va más allá de los costos históricos, para enfocarnos en el costo ABC costing, el costo de la calidad, el costo meta u “target cost”, o los costos estratégicos, como herramientas modernas para la toma de decisiones empresariales; un tema que percibimos en muchas empresas, todavía se manejan con un concepto de contabilidad administrativa, (para atrás), cuando las decisiones exigen tomar decisiones para adelante.
La década pasada nos dejó una lección a los latinoamericanos en materia de costos: Aprender a trabajar con costos futuros. Los costos originados por la contabilidad tradicional dejaron de ser una herramienta importante para la toma de decisiones gerenciales, la celeridad del cambio, los ciclos de vida de los productos muy cortos y que hace que un producto se vuelva obsoleto en menor tiempo que antes, imponen nuevas formas de costear los productos y una información más precisa para la toma de decisiones.
La contabilidad tradicional del simple registro de datos dejó de ser, siendo innovado por la contabilidad estratégica desde hace un tiempo atrás, las limitaciones de la contabilidad tradicional son perjudiciales para el tomador de decisiones del presente, en el sentido que desvía la atención de los factores importantes para el manejo del negocio, falla en proveer los costos precisos de los productos, los denominados gastos generales son distribuidos según criterios simples o arbitrarios, este costo distorsionado, origina una serie de subsidios cruzados, llevando muchas veces a tomar decisiones erradas a la hora de incentivar o invertir en un producto.
La principal innovación de la contabilidad estratégica es que el costo ya no sirve para fijar el precio de venta, ahora lo importante, es fijarnos en el costo “meta” u “objetivo” denominado “target cost”, a partir de allí, configurar nuestra estructura de costos.
Costo de oportunidad
Por otro lado, la toma de decisiones gerenciales gira hoy, en torno al “costo del no uso de los recursos”, es decir ¿Cuánto pierdo o dejo de ganar por tener un auditorio cerrado durante el día?, usualmente en la empresa nos dedicamos valorar el costo del recurso usado, pero no el costo del “no uso”, de los recursos disponibles, requerimos tener en nuestra empresa un sistema de costos basados por actividades, (costos ABC), ya que los nuevos gerentes tienen que avocarse a gerenciar hacia delante, debemos dejar atrás esas viejas posturas de ser “reductores de costos” del pasado, los nuevos gerentes de la época son gerentes de la creación de valor.
Con la asimilación del concepto de creación de valor, aquellas actividades que no generan valor tenemos que eliminarlas, y las actividades que generan valor, hay que potenciarlas, e invertir más, ¿pero cómo hacemos si los costos que arroja la contabilidad tradicional no proporciona a esa información?, el punto debe ser, adecuar la contabilidad de costos a los nuevos enfoques de costos, lejos quedaron aquellas políticas convencionales de “ajustes o reducciones en los costos”, con claras medidas de desperdicios, que ha sido la causante de que muchas veces, empresas exitosas hayan dejado de ser competitivos.
Costo de la calidad
Otras de las innovaciones en los costos, es el costo basado en el ciclo de vida del producto, que es muy habitual en los negocios que se dedican a la tecnología, con esta premisa estos productos no sorprende que tengan depreciación acelerada, por otro lado está, el costo de la calidad, que significa, ¿Cuánto me cuesta trabajar sin estándares de calidad en mi empresa? cuál es el costo de no tener una eficiencia adecuada en los servicios que damos?, ¿Cuánto significa para un restaurante un cliente que se retira insatisfecho por el servicio?, Usualmente estos costos permanecen ocultos, y no se dan a conocer, es el denominado costo de la calidad.
Costo meta
El costo meta u objetivo, denominado “target cost”, representa un giro de 360° en la forma de enfocar los costos; en el pasado, el costeo era calcular el gasto de mano de obra, materia prima y los gastos generales prorratearlos de manera arbitraria, y añadir a la suma un margen que usualmente no tomaba en cuenta a la competencia.
Cualquier elemento que involucraba un valor agregado (simple adición de costos) resultaba siendo rentable, pues en aquel contexto, de todas maneras, el consumidor terminaba comprando el producto, el precio se establecía una vez calculado el costo. En el contexto actual, lo pertinente es averiguar ¿a cuánto puedo vender mi producto o servicio? Para de acuerdo a ello ajustar los costos. Este último criterio es el “target cost”, de los japoneses.
El costo meta es un costo planeado o proyectado, es una herramienta de la gerencia para reducir los costos totales de un producto con el involucramiento de todas las áreas de la empresa, producción, ingeniería comercial, etc. en otras palabras el costo meta es un proceso mediante el cual a partir de los precios del producto en el mercado, se determinan los costos objetivos para cada componente, de esta forma podemos desarrollar un producto competitivo. Una lección que tenemos que agradecérselos a los japoneses, por su contribución en este tema.