A pesar que los resultados macroeconómicos nos sitúan en la vitrina mundial como una de las economías emergentes de mayor crecimiento en la región, no podemos ocultar la inoperancia y la miopía con la cual se caracteriza a nuestros representantes y líderes políticos.
Cada día somos bombardeados con las noticias de los constantes conflictos sociales que ocurre en nuestro País, si no es minería, es en educación, salud, etc. tal pareciera que nos hemos vuelto deportistas en estos temas, nos gusta estar en la foto del conflicto, provoca pudor cada vez, escuchar políticos diciendo una y otra cosa, sin salir al frente para asumir la responsabilidad, comenzando desde el Presidente de la República.
Lamentablemente esta imagen se proyecta a la comunidad, “la comunidad cree que sus líderes no son capaces de resolver los conflictos sociales del País”, una encuesta de Apoyo, revela que más del 75% de la población no cree en sus líderes políticos, estamos convencidos que toda Nación debe ser conducida por una clase política y dirigencia que le inspire credibilidad y confianza, lamentablemente carecemos de cuadros que posean un liderazgo fuerte, que impongan autoridad, respeto, disciplina y no al revés, como ocurre actualmente, concesivos, permisivos o petulantes.
Lamentablemente en esto contribuye mucho la prensa, al lanzar candidatos, y darles espacio en sus medios, después se “lavan las manos” como Pilatos y le “echan todo el barro”, Para negociar necesitamos de líderes que inspiren confianza. Credibilidad, la credibilidad no es una mercancía que se ofrece al mejor postor, sino se construye paso a paso, con acciones coherentes que reflejan buenas decisiones, a lo largo de una trayectoria ejecutiva o política,
Las buenas negociaciones parten de elaboraciones estratégicas cuidadosas, que se inician antes de un suscitar un conflicto, sabedores que los márgenes de negociación disminuyen en la medida que el tiempo se agota, por muy brillantes que sean los negociadores, necesitan de una estrategia que los respalde, en esta fase los argumentos valen de poco cuando los nervios saltan de punta, los negociadores necesitan tener capacidad resolutiva y ejecutiva, cuando no se encuentra estas características en las partes, lo que tenemos es una conversación de sordos y ciegos.
Tenemos al frente un pueblo resentido, que pide respeto de las autoridades, por un lado y por otro, paraliza obras, carreteras, pide trato justo cuando son los primeros en “lanzar la piedra”. En la vereda del frente se encuentran las autoridades, que salen a decir pura palabrería “barata” para dar cobertura la prensa, ¿Para que se envían políticos en los cuáles el pueblo no le tiene confianza?, por eso no sorprende que cuando se sientan en la mesa a negociar, son tratados como facinerosos, realmente es alarmante la miopía con que nuestros políticos y dirigentes, actúan en la solución de conflictos,
Quizá sea necesario recalcar a nuestros dirigentes y políticos que los líderes que espera un pueblo, es que sean fabricantes del futuro, que entregan propuestas innovadoras. Hace muchos años, no escucho propuestas de este tipo en los políticos Peruanos, ¿Cuán escasos están los líderes que inspiran confianza, entusiasman, comunican y logran que los demás sientan orgullosos de seguirlos?
Los líderes visionarios, fieles a su misión, inspiradores, solidarios, creativos, imaginativos, audaces, responsables, saben afrontar el desafío de la historia y transformar la vida de sus colaboradores, y de su pueblo, si los políticos no hacen nada de esto, son simples correligionarios o miopes. Recuerde que un pueblo es lo que sus líderes son, iluminados por su visión de futuro y convencidos de su misión.
