En las siguientes líneas esbozamos, parte de este problema
En una encuesta realizada a nivel de empresas privadas publicadas por CONFIEP, en el 2008, en nuestro País para determinar porque fracasaban las empresas, se halló que más de la mitad de los líderes empresariales peruanos encuestados atribuyen a la crisis externa, como el principal problema y a la reducción en las ventas en segundo lugar y una cuarta parte le atribuye al aumento de la competencia global, atribuyendo a causas más de origen externo que interno.
La realidad sin embargo demuestra otra cosa; dos terceras partes de las empresas fracasan y desaparecen, debido fundamentalmente a la incompetencia directiva y a la falta de experiencia, lo cual se relaciona con los siguientes síntomas.
Veamos, ¿Cuáles son esos síntomas?
Falta de capacidad de reacción
Hay ejecutivos que centran su gestión más en lo que pasa adentro que en lo que pasa afuera, una mala lectura de los cambios en las tasas de interés, tipo de cambio, política fiscal, política cambiaria, monetaria, etc. Pueden echar abajo todo un sector, He sido testigo de cómo una medida de importación de autos usados, se trajo abajo todo un sector, sólo sobrevivieron los más fuertes, tener buenos productos y una alta cuota de mercado, no garantiza nada, si no se realiza movimientos estratégicos – acertados, según como aconseja el entorno, a fin de evitar situaciones de insolvencia o de compra forzada.
Desequilibrio funcional
Cuando no existe un equipo de dirección equilibrado, con funciones ejecutivas que cubran todas las áreas de interés de la organización, es decir no puede haber sólo ingenieros o contadores en un directorio, es necesario combinar los roles de los directores a fin de que están presentes todas las capacidades técnicas para tomar una decisión acertada.
Falta de instrucción adecuada
La falta de capacidad técnica de gestión, sumada a la falta de experiencia y madurez profesional de los ejecutivos clave (Lo que es más agravante, cuando los miembros directivos son también propietarios de la empresa) genera un cuadro de incompetencia directiva, difícil de controlar cuando el empresario no sabe distinguir entre el negocio y la familia.
Modelos mentales atrapados
La forma como los ejecutivos analizan y entienden un problema es un factor determinante:” El éxito del pasado garantiza el éxito del futuro”, esta creencia les hace perder la objetividad que debe primar en el análisis de un problema de decisión, cuando los problemas se resuelven como antes, traen serias complicaciones a la hora de enfrentar una realidad del contexto y en el modo de solucionar el problema.
Conflictos de poder
La presencia de grupos antagónicos que buscan intereses particulares a expensas del interés general, generan conflictos de poder y conductas contrarias al espíritu de equipo que debe prevalecer en todo equipo de dirección.
La falta de claridad en el mensaje de la dirección
La falta de claridad en lo que desea transmitir el directivo al resto de la organización, origina esfuerzos de la organización estériles. Sólo con una claridad meridiana de la misión la dirección podrá acometer proyectos de inversión e introducir innovaciones que estimulen las ventajas competitivas.
Anquilosamiento gerencial
Cuando existen Directivos y gerentes preocupados por guardar imagen con una aversión sistemática al riesgo. No se comprometen en inversiones que estimulen el crecimiento a largo plazo, muchos directores prefieren “evitar el riesgo”, asumir riesgo, significa renunciar al statu quo.
El efecto “cortijo”
La aparición de pequeños bastiones de poder (cortijos) en la empresa, por un lado están los directivos y personas ansiosas de ampliar sus ámbitos de poder y qué al mismo tiempo, tratan de proteger su terreno sobre los demás y por otro, los enfrentamientos suscitados entre las diversas áreas de la empresa, donde cada uno trata de defender a capa y espada su posición frente a los demás. Esta situación cuando no es controlada a tiempo genera un comportamiento degenerativo en la organización, (conformismo, arrogancia, falta de perspectiva).